jueves, agosto 23, 2007

El Edificio

A pesar de que aquel despacho tenía casi más ventanas que pared, no podía decirse que fuese luminoso. Al mirar a través de aquellos cristales solo se veían edificios altos, muy altos, que lo oscurecían todo. Karen intentaba ocupar sus horas cotilleando en aquellos edificios, pero todo eran cortinas cerradas y persianas bajadas. ¿Es que allí no vivía nadie? ¿Es que no había en alguna oficina alguien como ella, aburrido, apagado, buscando en el edificio de enfrente una oportunidad de salirse de la cotidianeidad? Seguro que sí, era cuestión de paciencia; de paciencia y de tiempo, y tiempo tenía mucho… mucho. Vamos Karen, seguro que tu media naranja esta jugando un solitario en su ordenador y mira nostálgico a la ventana. Tienes que encontrarte con su mirada. ¡Busca! En el último piso está todo cerrado, y a juzgar por el polvo y las telarañas, desde hace bastante tiempo. ¿Y en el 4º? Ahí se ve algo. Es… es… ¡una habitación! Bien, bien, hay alguien sentado en el escritorio, pero parece muy joven. Sí, es un adolescente, está estudiando, o haciendo que estudia. ¡Mierda, me ha visto! Se sonríe y me hace un corte de manga. Será gili…
En el tercero hay una anciana sentada en un sillón, mira hacia la televisión, y parece que habla y se ríe, pero la tele está apagada. ¡Pobre mujer! Me pregunto cuándo se le habrá ido así la cabeza. Seguro que como yo, ella buscaba el amor tras las ventanas de un edificio de oficinas, día tras día, año tras año, pero nunca lo encontró. ¡Oh, vamos Karen, nadie se vuelve loco por no encontrar el amor! ¿O sí? No se puede decir que yo esté muy cuerda, pero tampoco hay pruebas de que haya sido la soledad la que me ha trastornado así… me habré llevado un golpe.
En el segundo se ve una cocina. Es la hora de comer. Un padre, una madre… ¿4 hijos? ¡Caramba, eso sí que es ocupar bien el tiempo! ¡Qué envidia! Aquello no era envidia sana, era envidia rabiosa. ¿Por qué yo no podía vivir feliz, formar una familia tan perfecta? Sus sonrisas parecían aún más dulces que la tarta de chocolate que enfriaba en la ventana… ¡Ay!
El primer piso no se veía desde mi oficina, pero no iba a emparanoiarme con la hipótesis de que el hombre de mi vida trabajaba o vivía en ese piso. ¡No!
Sin haberme dado casi cuenta, se había acabado mi jornada laboral, así, de repente. No había encontrado el amor pero un adolescente maleducado, una vieja loca y una familia feliz me habían entretenido durante todo el día. ¿Sería cierto que se podía vivir sin amor? Nunca lo hubiese pensado, era incapaz de creer algo así, por lo menos hasta ahora. Me sentía bien, no necesitaba el amor para ser feliz. Salí a la calle con una gran sonrisa, cabeza alta, seguridad en cada paso... pero al llegar al edificio de mis salvadores, no pude evitar la tentación, miré al primer piso, ese que me había faltado "analizar" porque no se veía desde mi lugar de trabajo. Allí había una chica, sentada frente a un ordenador, mirando hacia mi edificio, como ida… su mirada iba bajando, piso a piso, como un ascensor. Podía notar como miraba a través de cada ventana, buscando algo… a alguien… como yo había hecho sólo unos minutos antes.
De repente sonó el claxon de un coche, ella pegó un brinco como si aquello la hubiese despertado del más profundo sueño. Miró hacia la calle, justo hacia donde yo estaba, yo mire hacia ella y la saludé. Sonrió y yo sonreí. No sé que estaba buscando ni si lo encontró algún día, pero a mí aquella sonrisa de alguien que se parecía tanto a mí me sentó muy bien. Me reconfortó. Así que seguí caminando, llevando durante todo el camino su sonrisa puesta, y aún hoy la llevo… y ella lleva la mía.

2 Comments:

At 2:08 p. m., Blogger Aran´s Word said...

A Karen aun le quedan muchas ventanas que mirar, muchas muchas. Un dia algo cambia de repente. Sin saber porque pero es asi. ¿Por que? Porque si, porque a veces las cosas son porque si. ¿Se puede vivir sin amor? no. ¿Alguien puede vivir sin amor? nadie. ¿Se debe dar amor a cualquiera? no, solo a las personas "espaciales" ¿Donde estan? tranquila Karen, aparecen en el momento que menos te lo esperas. ¿Por que no las veo? Por que estan detras de las cortinas, en cuanto haya una brisa se moveran las cortinas y las podras ver. El viento siempre sopla cuando no se le espera y siempre mueve las cortinas.
Y ahora a ganarse el sueldo, vaya si yo fuera la jefa de Karen, le reducia la jornada!!! y le quitaba las ventanas....esta clase obrera...

P.D: Precioso el texto. Muy muy bonito. La poesia no me gusta tanto. Lee porque.

 
At 4:12 p. m., Blogger Estefanía S.Redondo said...

Hum... a muchas Karen conozco yo, pero lo que no saben esas Karen es que el amor no se encuantra cuando lo buscas a través de las ventanas. Sí amiga, el amor es demasiado tímido para dejarse ver así como así.
Igual ese amor que Karen espera está ya delante de ella o igual no ha llegado o igual es esa persona con la que se cruza todos los días al ir a trabajar o con la comparte ascensor y de la que sólo habla del tiempo que hace para romper ese mal trago de 'no sé qué hablar con mi vecino'.

Yo ya lo he aprendido: el amor no llega cuando lo buscas porque eso parece desesperación y la desesperación es de lo que el amor huye. El amor llega cuando menos te lo esperas, quizás cuando parezca que las esperanzas te abandonan y tiras la toalla, aparezca el amor.

Ánimo Karen, que siempre hay un retal para un descosido ;)

 

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