miércoles, noviembre 30, 2005

Infelices

En la ciudad nadie es realmente auténtico
porque todos están sujetos a unas reglas
que nadie ve ni nadie ha escrito
pero que todos cumplen.
Por eso me gusta
mi casa,
porque en el campo
solo los pájaros
replican lo que
digo,
porque soy libre,
porque puedo respirar,
porque no me ahogo entre la gente
y sus envidias y sus miles de caprichos por cumplir.

1 Comments:

At 12:41 a. m., Anonymous Anónimo said...

Ola caracola. Hogar, dulce hogar; no hay nada como volver a casa; se nota en la gente, se nota en el ambiente, se nota en la familia y también en el corazón. Todos necesitamos un hogar al que volver,en el que nos sentimos agusto y podemos descansar incluso de nosotros mismos. Hasta la vista (dentro de nada) piragüsita (por lo menos antes del prósimo sella) un beso

 

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